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Día de la Virgen de Luján, patrona de Argentina

Se celebra cada 8 de mayo, en honor a una de las advocaciones que rinde tributo a la figura de la Virgen María.

El 8 de mayo, el catolicismo celebra con fervor el Día de la Virgen de Luján, conocida también como Nuestra Señora de Luján. Esta advocación de la Virgen María ha trascendido como un símbolo de devoción en Argentina, donde es considerada la patrona de la República Argentina y de la Gendarmería Nacional. La figura de la Virgen de Luján, con su rica historia y su profunda conexión con el pueblo argentino, ocupa un lugar especial en el corazón de los creyentes del país.

Cada año, miles de devotos se movilizan para rendirle homenaje a través de la famosa peregrinación que se realiza entre los meses de septiembre y octubre. La tradicional marcha hacia la Basílica de Luján, en la provincia de Buenos Aires, es un evento que reúne a miles de personas que caminan en busca de la protección y la bendición de la Virgen, simbolizando la fe y la unidad de los argentinos.

La figura de la Virgen de Luján no solo tiene un fuerte impacto espiritual, sino también cultural; la historia de Nuestra Señora de Luján comienza en el año 1628, cuando un ciudadano portugués radicado en Santiago del Estero llamado Antonio Farías Sáa cedió una de sus haciendas en honor a la Virgen María, estableciendo así una conexión trascendental con la historia de la devoción argentina.

Llegada de la imagen de la Virgen: un destino divino

La devoción por la Virgen de Luján tiene sus raíces en un hecho histórico que ocurrió en 1628. Según relata la ACI Prensa, el fiel Antonio Farías Sáa ordenó a un amigo que residía en Brasil que le enviara una imagen de la Inmaculada Concepción de María. Dos años después, llegaron al puerto de Buenos Aires dos figuras creadas con un material denominado terracota. «El paquete había partido de San Pablo y consistía en dos cuerpos de 38 centímetros, con figuras de nubes, cuatro ángeles, una luna y un manto azul que la Virgen sostenía con sus manos», señala la misma fuente.

Las imágenes fueron colocadas en cajones individuales, y el viaje hacia Sumampa, Santiago del Estero, comenzó en carretas. Sin embargo, al pasar por Zelaya, en el partido de Pilar, uno de los carros sufrió un extraño percance. A pesar de los esfuerzos por empujar el vehículo, este se detuvo de manera inexplicable. Los intentos de aliviar el peso de la carga retirando algunos paquetes no resolvían el problema, lo que sumaba un aire de misterio al incidente.

Fue en ese momento cuando los vecinos del lugar se acercaron a ver qué sucedía. Al abrir uno de los cajones, descubrieron las dos estatuas de la Virgen María, lo que generó un sentimiento de asombro y devoción. Fue entonces cuando los lugareños interpretaron el suceso como una señal divina: «Era la voluntad de la Santa Madre quedarse en ese sitio a la orilla del río Luján». Así fue como, con el paso del tiempo, ese lugar pasó a ser conocido como el Pasaje de la Virgen, y la devoción por esta imagen creció rápidamente.

La Basílica de Luján: un santuario de fe en el corazón de Argentina

Con el tiempo, el lugar donde se descubrió la imagen fue consagrado y, a pocos kilómetros de allí, se construyó la imponente Basílica de Luján, un santuario que hoy en día recibe a millones de peregrinos. La estatua de la Virgen de Luján, de 38 centímetros de altura, sigue siendo venerada en el altar de esta majestuosa iglesia. «Dicha estatua, de 38 centímetros de altura, todavía se conserva en la Basílica de Luján, que fue construida a cinco leguas del sitio donde se colocó la pequeña escultura por primera vez», señala la tradición.

Dicha Basílica, que se erige como uno de los principales puntos de atracción religiosa y turística del país, simboliza la fe inquebrantable de los argentinos y la devoción por la Virgen. Cada año, miles de peregrinos se acercan para pedirle protección, realizar promesas o simplemente rendirle homenaje. La Virgen de Luján se mantiene como un faro de esperanza y fe en la historia de la nación, siendo testigo del paso de los siglos y de los desafíos que ha enfrentado el pueblo argentino.

Así, el Día de la Virgen de Luján no solo es una fecha de celebración religiosa, sino también un recordatorio de la profunda conexión entre la espiritualidad y la identidad argentina. Desde su origen en 1628 hasta el presente, la Virgen de Luján sigue siendo un símbolo que une a los argentinos en su fe y tradición.

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